Oyendo habremos morir ,
sin piedad enterraba
dentro un reflejo acto ,
en sola paletada
de acarreo espontáneo ,
tán agorero verbo
por frio , pragmático .
Bajo montaña helada
en criogénico magma .
De vida presumiendo
recién estrenada .
Con los zapatos nuevos ,
niño en su madrugada .
Como a todo ajenos ,
al acecho en oteros ,
mientras en lontananza
pájaros carroñeros
en pavonosa airada .
Esperándome a muerto ,
sin caso a vivo , en nada
de algo en mi contento
en ser de la especie humana .
Siempre intrigadores
bajo abrigamiento
de plumeras sotanas .
Fuera de sus disfraces ,
meros simples gorriones .
Ruiz Alcántara
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